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comunidad la salleLos días 10, 11 y 12 de julio, las direcciones de las Comunidades de Hermanos, lasalianas o Mixtas vivimos un encuentro formativo en el entorno del Campus Madrid de Aravaca. Fueron unas jornadas de convivencia, de reflexión y de perspectiva de futuro en referencia a nuestro estilo de liderazgo lasaliano.

La dinámica inicial de conocimiento y de relación que realizamos en los jardines universitarios, nos ayudó a conocer y compartir aspectos de nuestra vida y de la vivencia comunitaria desde el entusiasmo y el fantástico ambiente relacional existente.

El Hermano Carlos Gómez Restrero, Vicario General, planteó el tema sobre los tres aspectos del dinamismo comunitario necesarios para seguir profundizando y motivando la importante misión del liderazgo comunitario de nuestros directores y directoras.

En primer lugar nos invitó a ser levadura en el corazón de nuestra comunidad contagiosa, teniendo presente las siguientes orientaciones: adquirir una actitud de conversión que pretenda establecer una aventura interior y comunitaria desde la valoración de lo pequeño, considerar nuestras comunidades como un lugar teológico que nos permita salir de nuestra forma de confort (marcos de pensamientos o de creencias) y nos ayude a adentrarnos en el camino hacia las periferias existenciales y/o contextuales, ser valientes y audaces para hacernos preguntas incómodas respecto a ¿dónde está mi (tu) hermano? y descubrir estrategias para seguir siendo levadura: abordando el tema de la hospitalidad como misión, considerando la escucha como servicio, impulsando la oración como apostolado, prefiriendo la presencia como testimonio y estableciendo la alegría como mensaje entusiasta.

9 bajaEn un segundo momento nos convocó para continuar siendo testigos de Jesucristo y de la esperanza, teniendo presente ciertos indicadores: entender la educación como un acto de esperanza, evitar la resignación y optar por el valor de la expectativa como promesa transformadora, trabajar en un nuevo humanismo emergente caracterizado por un modelo económico con rostro humano; superar la polarización, el determinismo, el individualismo o el culto al yo, la autorrefencialidad o nuestra “epilepsia religiosa”; saber mirar la historia con ojos críticos, defender lo común y la construcción de lo público, practicar la capacidad de pensamiento crítico, superar el modelo economista neoliberal, saber preguntarnos sin consumir información, velar por una conversión ecológica (sobriedad, austeridad y transparencia), favorecer el “amor civil y político” como signo de fraternidad; superar la crisis de la evangelización y de la catequesis, anunciando explícitamente el Evangelio o siendo testigo de Jesucristo en la escuela y valorar el sentido de las humanidades en el currículum universitario.
Asimismo, el ponente, nos expuso la referencia entusiasta de nuestro espíritu del Instituto (fe y celo-pasión ardiente) como levadura para la misión desde una perspectiva innovadora: teniendo un profundo respeto al Evangelio, prefiriendo la contemplación (mirando con los ojos de la fe a las personas sabiendo que son hijos de Dios), considerando importante el discernimiento (“haciendo, con la mira en Dios”, preguntándome qué me dice Dios) y comprendiendo el abandono (“atribuirlo todo a Dios”) desde la comprensión poética de “adentrarse a la mar, sin velas ni remos”. Nos invitó a ser una comunidad del Evangelio que realiza su ministerio educativo como servicio y como compromiso por la justicia, por la paz y por la mejora de la casa común.

En el marco referencial de saber mirar, creer, crear y arriesgar, nos propuso la posibilidad de crear un credo comunitario. Al final nos indicó cual podría ser el perfil del Hermano Director, haciendo mención a los indicadores más relevantes: líder e inspirador, mediador y levadura, acompañante de camino, persona que “sabe estar ahí”, Hermano(a) (no padre, ni madre, ni abuelo), portador de firmeza y finura, hábil para mostrar distancia y cercanía (dejando espacio al otro), garante del credo comunitario y ser que impulsa la gratitud y el reconocimiento.

El estudio de casos referidos a los Hermanos Ambrosio y Rodolfo nos ayudó a comprender ciertas realidades concretas de descubrimiento, seguimiento, acompañamiento y posible solución de diversas situaciones comunitarias.

Con una dinámica creativa, el Hermano Josep Canal, nos mostró cuáles son las 12 virtudes de la buena animación de la Comunidad. Comparó lo expuesto por el Hermano Agathon con la realidad del contexto actual. Por equipos fuimos descubriendo algunas técnicas o dinámicas para conseguir las virtudes siguientes: paciencia, escucha, servicio, acompañamiento, disponibilidad, comprensión, empatía, liderazgo, cercanía, silencio, prudencia, calma y tranquilidad. Como novedades, se expusieron algunas acciones importantes: la implicación y generosidad de los Hermanos, el manejo de los conflictos posibles, la planificación de la entrevista, el reconocimiento de errores, la consideración del liderazgo como servicio, la vinculación con la misión, la dedicación personal a la oración, el interés por centrarnos en las oportunidades, la necesidad de conocernos más para querernos mejor, la valoración de la comunicación respetuosa, el saber poner límites si fuera necesario y la virtud de considerarnos adultos responsables.

Mención especial tuvieron, David Álvarez - director del colegio marianista del Pilar de Valladolid -, el Hermano Ernesto de la comunidad de Chamberí, y Leonor Lariño, de la comunidad ignaciana de nuestra Señora del Recuerdo. Desde el valor de la intercongregacional, nos expusieron sus buenas prácticas en relación a la vivencia y dinamización de sus comunidades y de su familia carismática (ignaciana, marista y marianista). Nos mostraron su experiencia en el ámbito de la fe, de su itinerario formativo, de su vinculación con los religiosos y religiosas de su institución, de su estilo de misión educativa evangelizadora y de sus luces y sobras.

También se nos brindó la oportunidad para reunirnos por zonas comunitarias para revisar y concretar orientaciones, criterios y acciones específicas que nos sigan ayudando a seguir dinamizando la vitalidad comunitaria e intercomunitaria.

Como conclusión del acto, el Hermano Miguel Tena nos expuso la realidad económica de la Red de Comunidades y nuestro Hermano Visitador Titular, José Román Pérez, nos sugirió seguir en la aventura de reflexión e integración de lo expuesto por nuestro apreciado Hermano Vicario General. Nos mostró algunas líneas de acción para dinamizar nuestras comunidades: vivir experiencias enraizadas en la fe, saber discernir “con los ojos de la fe” a la luz del Evangelio, seguir sirviendo desde el modelo de Jesús de Nazaret en nuestro contexto comunitario de vulnerabilidad y de esperanza, trabajar juntos mirando hacia adelante, construir sueños conjuntamente reconociendo nuestros desafíos, valorar la variedad vocacional, superar la autorreferencialidad y las críticas baldías, cuidar nuestras dosis de levadura, seguir generando dinamismos comunitarios para transformar vidas y misión, crear espacios de oxígeno fraterno y seguir prestando nuestro servicio de animación y liderazgo enraizados en el Evangelio.

El hilo conductor del contenido de nuestro curso formativo fueron las oraciones y la celebración eucarística que nos ayudó a considerar como preferente: la atención a los vulnerables, la vivencia de la fraternidad, la alabanza a Dios, la gratitud a nuestros hermanos, el valor de sentirnos signos o mediadores de Dios, el reconocimiento de la presencia de La Salle en nuestra vida y en nuestro contexto real junto a la actitud de nuestra esperanza evangélica y del testimonio lasaliano que brindamos.