La catedral de Santiago de Compostela no es el único monumento románico de la ciudad. En las afueras, se encuentra la Colegiata de Santa María del Sar, fundada en 1136, en tiempos de Diego Gelmírez, como la primera comunidad de canónigos regulares de San Agustín, en Galicia. El edificio se comienza a construir en el segundo cuarto del siglo XIII por los ábsides laterales de la cabecera, por el taller de la catedral de Santiago, aunque las obras se dilatan durante todo el siglo y traspasa el XIII. En el interior lo más notable es la acusada desviación de los arcos formeros y pilares hacia el exterior, posiblemente por la acción de filtraciones de agua del Río Sar. Esto obligó a colocar en el exterior unos arcos arbotantes para evitar el derrumbe.