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LaSalleManaguaYa veinticinco años de vida de nuestro centro La Salle Managua vividos con intensidad, con mucha zozobra, problemas, pero sobre todo con ilusión y una idea fija en la cabeza que impulsa el corazón, el buscar respuesta a esta pregunta “¿qué podemos hacer para ayudar a estos jóvenes?”, esa ha sido desde aquellos primeros días de octubre de 1990 hasta el día de hoy, una constante.
La pregunta que nunca agota sus respuestas cuando se tienen los ojos abiertos y grande el corazón. Respuestas que desgraciadamente no están escritas en ninguna ley o decreto y más desgraciadamente no está en muchas de las cabezas, mentes y corazones de los que tienen el poder de hacer y deshacer, para quienes lo importante es cuadrar el círculo del dinero y no el ayudar a que algunos jóvenes para que puedan volver a mirar la vida con ojos de esperanza y calor de corazón, si es que alguna vez tuvieron esa oportunidad.

En este sábado 11 de junio de 2016 en la clausura de nuestras Bodas de Plata hemos podido reunirnos casi todos los Hermanos y profesores que han pasado por el Centro en este tiempo y recordar tantas sensaciones, revivir tantas experiencias y sobre todo sentir que el primer espíritu que hizo nacer este proyecto sigue vivo a pesar de todas las trabas que en estos años hemos padecido.
Todos los momentos han sido entrañables. Los primeros instantes para el encuentro entre conocidos, con algunos hacía muchos años que no se veían, o el poner cara a nombres que nos eran familiares, pero no conocidos en persona. Luego las palabras sencillas y emotivas de Alberto, Director quien ha agradecido la llegada de todos especialmente a los que vienen de más lejos, como Sevilla o Asturias.

En un bonito montaje hemos ido recorriendo la historia del Centro, elaborado con muchas imágenes desde las obras del comienzo hasta las últimas de hace unos días. Curiosamente, aunque eran imágenes fijas, cada una de ellas movía una infinidad de sentimientos y recuerdos todos cargados de vida.

Pasamos luego a la proyección de unos vídeos que se habían grabado en los últimos dos meses aprovechando la llegada al Centro de algunos antiguos alumnos que como a lo largo de todo el año y año tras año vienen a saludarnos, a recordar sus experiencias, a presentarnos a su mujer o marido o a sus hijos… Y éstos sí que movían no solamente el recuerdo sino en especial el corazón y… los lagrimales tuvieron una buena limpieza. Fue muy significativo que alumnos de los primeros años, ya hombres curtidos en la vida y jovencitos que todavía están en el Centro coincidieran en lo básico ante preguntas como, ¿qué te ha aportado La Salle Managua? O ¿Qué te llevas de tu estancia aquí? Han resaltado lo que el lema de esta celebración expresaba, que habían encontrado un centro con mucho corazón, con muchos corazones y con corazones abiertos a sus necesidades, oídos abiertos para escuchar sus problemas, ojos despiertos para descubrir sus malos momentos, una familia para aquellos que no la tenían o estaba rota y un remanso de paz y calor para sus vidas inquietas y heladas. Expresaban con los ojos, las pausas, sus voces entrecortadas lo que las palabras no podían expresar, sobre todo AGRADECIMIENTO.

Entresaco algunas de sus contestaciones a una de las preguntas que se les hacían: ¿qué aprendiste en la Salle Managua que conservas en tu vida? Rubén, decía: “la humildad y la nobleza, después de todo lo que he pasado, eso no lo he perdido, soy humilde y noble”. J. Ángel: “que el que algo quiere algo le cuesta. Si yo quiero algo y me esfuerzo lo consigo. Yo he cambiado mucho… en mi actitud, pues antes si me decías algo yo te decía que sí pero luego hacía lo que me daba la gana y ahora al menos lo que me dicen lo valoro, lo pienso…”
Modou, de Senegal: “Encontré a los profesores como una familia, pues cuando tenía algún problema venía se lo contaba y ellos en sus posibilidades siempre me ayudaban, eran mi familia”.
Cristian: “Me han ayudado a encauzar y calmar mi ira, que tenía siempre, ahora sé controlarme mucho mejor”.
Cristian (otro): “Cuando estoy triste porque algo me ha pasado fuera, lo hablo con mis profesores y si necesito me dejan ir al “saco” (saco de boxeo colgado en un rinconcito de una sala con los guantes adecuados) y allí me calmo…”

Vanessa: “Era una chica muy rebelde, no he sido fácil en la relación, no he tenido relaciones estables y he llegado aquí y he cambiado radicalmente pues he encontrado gente increíble, muchos compañeros y compañeras me han ayudado mucho a cambiar como persona, y todos los profesores me habéis ayudado a pensar y valorarme mucho más.” Yuri:” Salí de aquí mucho más relajado y tranquilo, con un poco más de mentalidad… de dar valor a la vida, que tus actos tienen sus consecuencias, que lo que haces lo pagas…”

J. Ramón: “El esfuerzo, el trabajo y la calidad del trabajo no solo la cantidad, que el trabajo te salga de dentro… Yo todo lo que tenía dentro lo sacaba aquí y eso me venía muy bien pues era una olla a presión a punto de explotar en cualquier momento. El estar contento con uno mismo, el saber quién, y lo que eres y sentirte cómo donde estás, eso me ayudó muchísimo.”

Todo su mensaje lo resumiría en esta frase tan gráfica que decía J. Ángel respondiendo a otra pregunta: “El Centro La Salle Managua para mi ha sido el hogar de las mañanas, tu familia de las mañanas. Te lo pasas bien, estás a gusto, y te vas al final de la mañana con una sensación de que tengo ganas de volver al día siguiente, y así se te hacen cortos los días y te sientes bien viniendo.”

Y con esa profunda carga en el corazón continuamos en la capilla de la parroquia de San Marco del barrio para celebrar la Mesa de la acción de gracias con alegría y con ritmos muy castellanos.
Y como remate la comida fraterna en un ambiente muy natural en un restaurante del Monte Viejo, hasta el nombre del lugar encajaba muy bien con lo que estábamos celebrando “La casa grande”. En ambiente muy cercano y cariñoso en torno a una sabrosa paella nos permitió seguir reviviendo experiencias e historias cargadas de significado. Y fuimos rematando el día con la agradable sensación de haber vivido de forma sencilla e intensa con mucho corazón la clausura de nuestros primeros 25 años de vida.

Gracias por vuestra vida. Gracias por vuestro calor. Gracias por vuestra presencia. Gracias por vuestros recuerdos ya en persona ya por correo. Gracias Hno. Jesús Miguel, Visitador por tu recuerdo, aquí pasaste un tiempo breve. Gracias Hno. Javier Miranda de quien recibimos su cálido mensaje desde tierras americanas. Gracias Hno. José María Martínez desde Colombia. Gracias a todos e iniciamos ya la cuenta atrás para los 25 años siguientes. SIEMPRE DE CORAZÓN, GRACIAS.

Tirso Verdugo Avellón- La Salle Managua

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