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campus1Aprovechando la celebración de los cuarenta años de la Constitución de 1978, Rafael Navarro Valls, catedrático emérito y profesor de honor de la Universidad Complutense de Madrid, y vicepresidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, ha realizado un balance del estado de la libertad religiosa en la democracia diagnosticando una cierta tensión entre el laicismo hostil con lo religioso y una laicidad positiva que predomina en otros países europeos que todavía no acaba de llegar a España.

Para Navarro Valls, la transición democrática fue posible porque todos querían superar los antecedentes de una hostilidad contra el factor religioso, que no acabó por imponerse, y una simbiosis entre lo religioso, católico en su inmensa mayoría, y el poder político de la dictadura, que tampoco acabó por ser una solución. Sin duda que la Constitución de 1978 fue posible porque ninguno de sus protagonistas pretendió imponer ni teocracias ni ideocracias.

campus2La Constitución de 1978 superó aquellos antecedentes con una mano tendida entre ambos extremos, explicó el catedrático emérito de la Universidad Complutense. Se dejó atrás una rivalidad contra el hecho religioso, que no era coherente con las libertades fundamentales, y también una pretensión religiosa de ocupar espacios políticos que no correspondían. Tanto el artículo 16 de la Constitución española de 1978, como la libertad religiosa de 1980, así como los acuerdos del estado español con las confesiones tanto de 1979 como de 1992, crearon un espacio favorable para la libertad religiosa, también para las minorías religiosas.

A la cita también acudieron Carlos Esteban Garcés, director del Instituto de Estudios sobre Religiones y Mundo Actual (IERMA), organizador el acto, que recordó dos aniversarios muy significativos que no pueden pasar por alto los educadores, los cuarenta años de la Constitución española, que celebramos este 6 de diciembre, y los setenta años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que conmemoraremos el 10 de diciembre; y el Hermano Maximiliano Nogales, presidente de La Salle Campus Madrid, que clausuró el acto, animando a todos a seguir haciendo posible, a través de nuestra misión educativa, la construcción de una sociedad entre todos y de todos.

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