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AbadCatalunya"Es lo peor que le puede pasar a un monje; que te hagan abad". Es lo que comentaba un miembro de la familia cisterciense cuando se acabó la ceremonia de bendición del nuevo abad de Poblet que se celebró el pasado 27 de febrero en el monasterio de Santa María.

Ciertamente, cuando Octavi Vilà entró en Poblet hace once años no lo hizo con ganas de ser el centro de atención de actos concurridos como el de este sábado, de conceder entrevistas y salir a las fotos, de acompañar visitas ilustres, ni de llevar mitra y báculo.
Pero con este acto también se ha visto que Poblet gana una nueva voz en el panorama espiritual catalán. Un abad que antes que nada quiere continuar siendo monje, aunque lo hayan hecho abad.

"Soy abad para vosotros, soy monje con vosotros", afirmaba Fray Octavi Vilà al final de la ceremonia de bendición abacial. "Y el monje es antes que nada un servidor de Cristo" y "no tiene que anteponer nada al Amor de Cristo". Por eso, el nuevo abad ha remarcado que "el abad tiene que vivir el amor a Dios y en los hermanos no dejando de ser monje: es monje por la vocación, se debe a su vocación de buscador de Cristo; y es abad por necesidad, por servicio. Hace falta pues que la necesidad no perjudique la vocación".

Vilà ha hablado de un abad que "tiene que enseñar los preceptos más sirviendo que mandando", puesto que ejerce "un servicio que es fruto del amor". Y lo hace en una comunidad que tiene que estar "constituida a imagen de las primeras comunidades cristianas". Por eso, "si el abad tiene que enseñar más con el ejemplo que con la palabra, la comunidad tiene que escuchar y responder más con actos que con palabras".

En la intervención final ha añadido que este servicio también se concreta en un "servicio y amor en el país". Por el abad de Poblet, "como la Iglesia encarnada en este pueblo da fe de la realidad nacional de Catalunya -tal como nos dice el documento de los obispos catalanes Raíces Cristianas de Catalunya- también este lugar, nuestro monasterio, profundamente arraigado al país, es una parte fundamental de su pasado, a la vez protagonista de su presente, y a la vez un referente por su futuro".

El Abad Octavi Vilà también ha hecho una mención especial a sus antecesores. Josep Alegre, abad cuando él entró al monasterio, y Maür Esteva, con quién tuvo una larga relación de amistad y que lo encaminó hacia la vida monástica.

Un auditorio del Espíritu Santo

La bendición abacial como la del pasado sábado no es una ordenación ni una toma de posesión. Desde que Octavi Vilà fue elegido por la comunidad cisterciense de Poblet el 3 de diciembre ya es abad en plenas funciones. Pero la bendición es el momento para mostrar públicamente la aceptación de este servicio y recibir solemnemente el libro de la Regla de San Benito que tiene que guiar la actuación del abad, y también el anillo, la mitra y el báculo que lo distinguen.

El abad general del orden cisterciense, el suizo Mauro-Guiseppe Lepori, ha presidido la celebración acompañado de los arzobispos Jaume Pujol, Joan Josep Omella, Joan-Enric Vives y el cardenal Lluís Martínez, y casi todos los obispos catalanes. El abad emérito de Poblet, Josep Alegre, fue quien ha pronunciado la petición de la bendición para el nuevo abad.

Lepori ha leído la homilía con un excelente catalán en la que ha dibujado las características que tiene que tener un buen abad. Su ejercicio "tiene que encarnar el maestro y el padre misericordioso de sus hermanos". Y por el abad general la clave está en la escucha, porque "la sabiduría no es un archivo".

El abad ha invitado a "evitar la palabrería", la "de quienes se creen ser ellos mismos la verdad, sin arraigarse en la Palabra de Dios". Por eso ha insistido en la necesidad que tiene todo mitrado ha de estar siempre atento a la Palabra de Dios. Mientras "la arrogancia es la palabra que no escucha", por el contrario, "el abad es llamado a la escucha". Y la principal función de "la palabra del abad es de educar en la escucha" y favorecer que la comunidad sea "un auditorio del Espíritu Santo" y que el silencio sea "para escuchar la Palabra".

Lepori también ha hecho hincapié en la sencillez de la figura del abad porque "los mejores administradores de los tesoros de Dios son los mendigos". "Ay de los superiores que se crean obligados a ser perfectos!", ha alertado, porque "a quién mucho se le ha perdonado, tiene que perdonar más".

La familia cisterciense

A pesar de la amenaza de una grande nevada, al llegar en Poblet los asistentes a la celebración sólo se han encontrado un paisaje bucólicamente enharinado. Además de una Iglesia llena de fieles, ha habido una amplia representación institucional encabezada por el vicepresidente del Govern de la Generalitat, Honorable Oriol Junqueras, y los alcaldes de Vimbodí y Poblet. También han asistido varios alcaldes de la comarca de la Conca de Barberà y el de Tarragona, ciudad natal del nuevo abad, y el presidente de la Diputación de Tarragona.

Octavi Vilà también ha sido acompañado de la familia cisterciense de Catalunya: la abadía de Solius y los monasterios femeninos de Vallbona de les Monges y de Santa Maria de Valldonzella. El abad de Montserrat, Josep Maria Soler, i el de Cuixà y las abadesas de Sant Pere y Sant Benet, Esperança Atarés y Maria del Mar Albajar, han encabezado una amplia presencia benedictina con quien los cistercienses comparten los orígenes fundacionales de San Benito. También habido una buena representación de las principales órdenes religiosas, con el presidente de la Unión de Religiosos de Catalunya, Màxim Muñoz, y del clero de Tarragona.

El Hno. Josep Guiteras Provincial de Catalunya, habiendo sido invitado, no pudo asistir debido a otros compromisos y delegó su asistencia en los Hermanos tarraconenses Josep Martí (antiguo Visitador) i Josep Maria Pons (Secretario). También fueron convidados los miembros de la Junta de la Asociación de Antiguos Alumnos de la La Salle Tarragona, ya que el nuevo Padre Abad es socio de dicha Asociación; estuvieron encabezados por el Consiliario Hermano Xavier Fortuny.

Hno. Josep Maria Pons