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institutoEl Hermano Robert Shieler, Superior General de los Hermanos de La Salle, ha enviado una afectuosa carta al Santo Padre, en la que le transmite el afecto del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y su apoyo al compromiso con el Evangelio de Jesús y su llamada a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para que vivan cada día la palabra.

Texto completo de la Carta enviada:

Santo Padre, 

Reciba un afectuoso saludo filial de parte del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (Hermanos de La Salle). Como muchos creyentes, hemos observado con tristeza la discordia sembrada por algunos miembros de la jerarquía en contra de su compromiso con el Evangelio de Jesús. Nuestro Consejo General y yo le queremos escribir en apoyo de su liderazgo inspirador y su llamada a que todos los hombres y mujeres de buena voluntad vivan diariamente las bienaventuranzas de Jesús. 

Desde el nacimiento de nuestro Instituto en Francia, allá por los últimos años del siglo XVII, nuestro Fundador, San Juan Bautista de La Salle, fue inquebrantable en su lealtad para con el Papa. Nuestra primera obra fuera de Francia se estableció en Roma, precisamente como demostración de esa fidelidad. De La Salle no se preocupó por las controversias de su época, el Jansenismo y el Quietismo. Su vida se dedicó a formar a sus primeros Hermanos para que fueran buenos pastores, embajadores de Cristo y ministros de Dios en la educación de los pobres y de la clase trabajadora, abandonados en las calles de Francia. 

La visión que usted tiene de la Iglesia confirma la llamada fundacional de nuestro Instituto y de la Familia lasaliana a entablar un diálogo respetuoso con las personas a quienes estamos llamados a servir, independientemente de su fe o de su etnia. Esta actitud presupone apertura y la voluntad de ir hacia quienes se encuentran en las fronteras para escuchar, aprender, dar testimonio de los valores del Evangelio y, en la medida de lo posible, anunciar la Palabra de Dios. 

Oramos para que esta actitud y orientación prevalezca entre la comunidad católica global, especialmente entre los Obispos que nos sirven con su liderazgo. 

Pedimos diariamente por su bienestar. Usted es nuestro Buen Pastor y nos ha llamado por nuestro nombre. Sepa que caminamos con usted, juntos y por asociación, para procurar, en la medida de nuestras capacidades, la Gloria de Dios. 

Junto con San Juan Bautista de La Salle, Patrón de los Educadores, seguiremos siendo sus fieles servidores. 

Fraternalmente,

Robert Shieler.

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