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Asamblea capitularTras la conclusión este viernes, 9 de marzo, de la primera semana de la Asamblea Intercapitular, ha llegado el momento de hacer una apreciación valorativa de lo avanzado en la misma.

Recordamos que el objetivo de esta Asamblea no es legislar, sino reflexionar y hacernos cargo de lo sucedido en el Instituto desde el 45º Capítulo General, verificar el camino recorrido en torno a sus propuestas y comprobar en qué punto estamos actualmente (en esto se ha centrado esta primera semana) , y qué debemos hacer para seguir impulsando las proposiciones, así como formular algunas recomendaciones para su consideración por el 46º Capítulo General (cuestión que será objeto de la segunda semana).

Significativa fue la ponencia inaugural del Hermano Robert Schieler, en la que nos invitó a los participantes a tomar conciencia de que estamos reunidos como "cuerpo de la sociedad" (83 Hermanos, entre los del Consejo General/Servicios comunes y los representantes de los 33 Distritos y Delegaciones del Instituto): somos - ha subrayado- los "principales" Hermanos responsables de la visión y dirección del Instituto, y estas dos semanas deberían ser un momento profético para cada uno de nosotros, para nuestros Distritos, Delegaciones y todo el Instituto.

Su intervención puso de relieve realidades que no deben dejar de estar presentes en las reflexiones de estas dos semanas, y que describen el presente del Instituto, desde el cual nos debemos adentrar en su futuro inmediato: la disminución del número de Hermanos y el crecimiento tanto de la Asociación Lasaliana como de la Familia Lasaliana, el impacto que tiene el aumento de la esperanza de vida de la humanidad (particularmente en el mundo occidental y en los Hermanos) con el envejecimiento consiguiente y la cada vez más prolongada "jubilación" de los Hermanos, la creciente presencia del Instituto en la educación superior, el progresivo número de comunidades mixtas de Hermanos y Lasalianos, la preponderancia de las mujeres lasalianas como Colaboradoras o estudiantes…

Asamblea capitular 3Debemos tomar conciencia, como lasalianos, de que a nuestra generación se le ha dado la oportunidad de hacer posible el florecimiento del Instituto, como en tiempos de San Juan Bautista de La Salle -el período intercapitular debe de ser tomado como un tiempo de profunda revitalización, decía el Capítulo General-. Y para ello debemos hacernos preguntas como las siguientes: ¿Qué estamos llamados a hacer en las comunidades educativas lasalianas para asegurar que el Evangelio continúe siendo anunciado a los pobres? ¿Cómo podemos revitalizar nuestra forma de vida fraterna consagrada a Jesucristo y su Reino? ¿Cómo formar, guiar y acompañar las vocaciones emergentes para el ministerio educativo en la Iglesia?

La tarea que tenemos ante nosotros es mucho más fundamental que la reestructuración o incluso que la renovación. Estamos comprometidos en la transformación. La necesidad de conversión personal y comunitaria a Jesucristo y su proyecto por el Reino de Dios y la Asociación Lasaliana para la Misión son los desafíos más urgentes que tenemos como Instituto para lograr esta transformación. Y nuestras respuestas a los mismos deberán ser "kenóticas", desde un vaciamiento propio para responder a los signos de los tiempos.

El análisis de las estadísticas actuales del Instituto y de la Familia lasaliana ha contribuido a poner de relieve no tanto las debilidades y amenazas existentes -que son reales- sino, sobre todo, la intensidad y riqueza de la vida que a veces los números esconden. El envejecimiento de los Hermanos en algunas zonas del Instituto es visto (no sin cierta dificultad) como reto y, sobre todo, como oportunidad.

Se han podido detectar, a través de los informes y evaluaciones que los diferentes Distritos y Delegaciones han enviado, aquellas propuestas capitulares que han conseguido un mayor avance en su desarrollo. Entre ellas destacan la nº 22 sobre Pastoral Vocacional, la nº 23 que habla de la vinculación de la promoción de vocaciones y los Proyectos Comunitarios, la nº 19 que bajo el epígrafe de "Ir más allá de las fronteras" proponía la creación y puesta en marcha de una nueva iniciativa , y la nº 16 que incidía en la necesidad de la preparación como catequistas de los hermanos … y también las que están menos desarrolladas (la nº 10, sobre Jóvenes Lasalianos, la nº3 sobre la Centralidad del voto de Asociación, la nº30 sobre la cultura del acompañamiento, y la nº 11 que nos compromete en el desarrollo de las propuestas de la AIMEL…). Sin duda, unas señales claras para el camino a recorrer estos años.

Estos informes ponen de relieve algunos aspectos comunes al conjunto del Instituto, entre los que destacan el importante desarrollo de la misión al servicio de los pobres, los esfuerzos volcados en la formación de Hermanos y Seglares y la necesidad de compartir más responsabilidades con nuestros colaboradores y asociados en los diferentes lugares.
La situación económica del Instituto y las recomendaciones para una mejor estructuración de su gestión (más compartida y con políticas comunes más claras), siempre al servicio de la misión y para garantizar la viabilidad del Instituto, han tenido también un tratamiento significativo, claro y con mirada de futuro. Hará falta una reflexión posterior, detenida y valiente, respecto a las diferentes propuestas recibidas.

Asanblea capitular 2En los informes presentados por los diferentes Secretariados, Servicios y Consejos (Jóvenes lasalianos , Asociación y misión, Formación, Pastoral Vocacional, Solidaridad y Desarrollo, Familia Lasaliana, CIAMEL, Consejo Económico, Consejo General…) denominadores comunes claros son cuestiones como Asociación y Misión, nuevos modelos de liderazgo, vocación y cultura de las vocaciones, formación de formadores, capacitación de Hermanos jóvenes, promoción del movimiento de los Jóvenes Lasalianos, acompañamiento de los Hermanos mayores, ir "más allá de las fronteras", nuevos proyectos para las personas vulnerables… Muchos de ellos son temas en los que, sin duda, la mirada de los Hermanos deberá ser completada y enriquecida con las aportaciones del conjunto de la Familia Lasaliana.

Junto con las asambleas generales, los trabajos y reflexiones en diferentes grupos (interlingüísticos, lingüísticos, por regiones…) han permitido ir poniendo en común no sólo los análisis de la realidad sino también las pistas para seguir caminando en el futuro, intentando superar diferentes tensiones entre lo local y lo central, los distritos/delegaciones y el Instituto, pero siempre contando con "la diversidad" existente (cultural, de lenguaje, de necesidades e intereses, de eclesiologías, de visión de la misión y del papel del Hermano en la misma…), algo que debe ser visto como riqueza, pero que también conlleva dificultades para consensos efectivos.

En los diálogos e intercambios han surgido cuestiones que precisarán mayor atención y estudio: el papel del CIAMEL, el perfil de los participantes en la AIMEL, el establecimiento de criterios comunes en la Asociación (más allá de bloqueos y miedos), la emergencia de los Jóvenes lasalianos, la necesidad de crear equipos de formación (que impulsen una formación con un carácter más experiencial, alineando mejor lo local y lo del Instituto, en un contexto de cultura vocacional), clarificación de términos en torno a la Familia lasaliana respetando la diversidad… Se constata también la necesidad de una mejor pedagogía para que lo que se dice en los diferentes documentos del Instituto llegue realmente a conocerse y hacerse vida.

Parecen claramente identificados, a partir de los diferentes informes, evaluaciones y diálogos, algunos temas recurrentes: la importancia de la formación y acompañamiento de Hermanos jóvenes, colaboradores y asociados; la necesidad de impulsar la asociación y de compartir las responsabilidades de la misión de educar a los pobres (superando fronteras entre Hermanos y laicos), la urgencia de la promoción y fortalecimiento de las vocaciones lasalianas y la necesidad de que los Hermanos cultivemos una vida más espiritual y comunitaria.

El ambiente fraternal (acogedor, comunicativo y dialogante), la calidad de las diferentes presentaciones, la buena participación tanto en las reuniones generales como en los trabajos de grupos, el cuidado esmerado en las celebraciones litúrgicas (con símbolos de gran riqueza) y, por supuesto, los momentos de distensión (las pausas para el café, los "social" encuentros…) están favoreciendo sin duda el desarrollo positivo de la asamblea.
Quedan para la siguiente semana los retos de ser capaces tanto de precisar aquellas cuestiones concretas a las que es necesario dar un impulso importante los años venideros como de sugerir estrategias adecuadas y efectivas al respecto.

Hermanos Visitadores La Salle Distrito Arlep