La 25ª promoción del CELAS educadores ha tenido su segundo encuentro. Daba comienzo, en Griñón, con la cena del jueves, 26 de noviembre. Tras la misma, reunión para saber el horario y temática del encuentro bajo el título “Echando raíces: descubriendo nuestra interioridad como educadores”.
Oración para iniciar la jornada del viernes. Marta y María (Lucas 10, 38-42), vida activa y contemplativa, ambas necesarias en nuestro camino, pero sin descuidar ninguna. Desayuno y presentación del itinerario de La Salle por el Hno. Josean Villalabeitia. De la experiencia del fracaso vivida por Juan Bautista y los primeros Hermanos nació el voto de Asociación. Hoy, al igual que hace más de trescientos años, la identidad lasaliana se ha de basar en la fidelidad creativa a la misión.
“Descubrir el camino interior” es el nombre dado al resto de sesiones del viernes, animadas por Ángel Mari Oyarzabal. Motivó a las personas de la promoción a ir entrando, poco a poco, en su interior. Para ello utilizó dinámicas variadas con el objetivo de conocerse mejor y abrirse a los demás.
Tras la cena conocimos de primera mano la obra socioeducativa Estrella Azahara, pues Juan Antonio Rico García, presidente y voluntario de la misma desde sus inicios (año 2005) compartió con nosotros lo mucho que de ella sabe. ¡Gracias por tu generosidad!
El silencio de nuestros actos (Mateo 6, 3-7) en la oración del sábado. Jesús nos invita a vivir en humildad, sin alardear de nuestras acciones; a encontrarnos con Él en lo profundo, desde la sencillez del día a día. Desayuno y última presentación del encuentro, a cargo del Hno. Paco Chiva: “¿En qué Dios creemos?”. Tres paradigmas para explicar Dios, Jesús, Fe y Espiritualidad.
Encuentro intenso de relaciones, conocimiento y convivencia, en el que también hemos podido degustar ricos productos traídos de Asturias, Burgos, Corrales de Buelna, Ferrol, Palencia y Valladolid.
Encuentro que ha querido facilitarnos descubrir nuestra interioridad como educadores lasalianos, una tarea diaria para nuestro crecimiento interior y que tiene sus raíces en nuestro Fundador, cuando formó al “hombre interior” en las personas de los primeros maestros. Una tarea que no debemos descuidar. Y con esta tarea y el agradecimiento a vuestra buena disposición, nos despedimos hasta enero, que será nuestra próxima cita.
Lidia Rey Lillo