El pasado fin de semana (desde la cena del viernes hasta la comida del domingo, 15 de noviembre) se reunieron, en el Centro La Salle ARLEP de Madrid, los componentes de la 9ª Promoción del CELAS Educadores no docentes. Un total de 20 personas provenientes de diferentes puntos del Distrito. El grupo está formado por 23 personas, pero hubo tres que, por diferentes motivos, no pudieron asistir.

Tras la cena del viernes, unas dinámicas ayudaron a irse conociendo y reconociendo. El sábado comenzó la jornada, de la mano del Hno. José Ángel Arrizabalaga, con la presentación de la formación y la invitación a conocer y descubrir “La Red de Obras Educativas Lasalianas y el Instituto de los HHEECC”. Fue un trabajo en grupo y de búsqueda que les permitió darse cuenta de la grandeza de la La Salle.

También hubo momentos para descubrir o profundizar en el itinerario de vida del fundador. En la primera parte de su historia que narramos en este encuentro, pudieron ver cómo su vocación inicial se transformó en la que hoy todos conocemos. Un trabajo les ayudó a reflexionar sobre qué aspectos de este itinerario pueden dar luz sobre los suyos. También vieron la película “El Señor de La Salle”, para algunos de ellos desconocida. Se les invitó a tener la idea global de las etapas importantes en su trayectoria.

El domingo se les facilitó caer en la cuenta de que “En la escuela lasaliana, TODOS estamos implicados en la misión” pues ellos, aunque no dedicados a tareas docentes, también son educadores. Durante un tiempo reflexionaron sobre los aspectos con los que se sienten más identificados y las dificultades que encuentran.

Las oraciones del sábado y domingo animaban a comenzar la jornada compartiendo un tiempo de paz y serenidad, al tiempo que ayudaban a dar sentido a la temática de este primer encuentro: “Entramos en el camino”.

Y entramos en el camino y seguimos en él, pero el domingo marcaba el momento de la despedida y cada uno hemos de seguir caminando desde nuestros lugares más cotidianos. El encuentro ha sido muy enriquecedor y muchos de ellos comentaban que les ha sabido a poco. Pero como educadores lasalianos en sus lugares de origen y con la mochila llena de vivencias, la tarea es contagiar con alegría lo vivido, sentido y aprendido. ¡A disfrutarlo!

Lidia Rey Lillo