Una vida dedicada a la educación

El Hermano Emiliano ha dedicado gran parte de su vida a la enseñanza en La Salle Arucas, dejando una huella imborrable en varias generaciones de estudiantes. Su compromiso con los valores lasalianos de fe, fraternidad y servicio, ha sido una fuente de inspiración tanto para alumnos, familias como para  profesores. Su entrega y acompañamiento a los pequeños del colegio y su preocupación genuina por el bienestar de sus estudiantes le han ganado el respeto y el cariño de toda la comunidad educativa.

La pasión en cada acción

La labor del Hermano Emiliano no se ha limitado solo a las aulas. Se involucra en diversas actividades, como el mantenimiento del huerto, la preparación del Belén cada año, el rincón de María en el mes de mayo, y también su participación en las obras de Navidad. Su presencia ha sido y es fundamental para el colegio pues recuerda lo que significa ser un “auténtico Hermano”.

Un legado que perdura

La Salle Arucas, con el Hermano Emiliano a la cabeza, ha demostrado que la educación va más allá del simple acto de enseñar conocimientos académicos. Se trata de formar personas íntegras, capaces de enfrentarse a los retos de la vida con valores sólidos y una profunda humanidad. Su presencia ha sido un verdadero regalo para la comunidad, y su influencia perdurará a lo largo del tiempo.

Un día de celebración y gratitud

El homenaje comenzó con las palabras del Hermano Jesús, director del colegio, y dio paso a la lectura de unas palabras por parte del profesorado. Se le entregó un detalle, elegido con amor, como símbolo del agradecimiento de todos. Un grupo de alumnos proclamó un poema poniendo voz a todo el alumnado de La Salle Arucas.

El acto se cerró con la inauguración de un vinilo de gran tamaño donde aparece el Hermano Emiliano junto a unos niños. Acompaña a la imagen el nuevo nombre del espacio en el que se encuentra: “Ágora Hermano Emiliano”.